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sábado, 16 de febrero de 2013

Capitulo 8 - La Comelona de Bugas

Su nombre era Manny, pero le decían la Peruana, y no es porque sea del Perú, sino porque visitaba esa república en varias vacaciones anuales para darse buena vida, porque mucho trabajaba en la Botica de la Esquina.  A la Boricua le encantaba viajar, pero donde más le gustaba a ella ir era a Santo Domingo.  Se hospedaba en uno de esos Mesones que ahora llaman "Bed & Breakfast", pero  no se imagine que era algo parecido a lo que usted encontraría por Internet como casa de hospedaje para turistas. 

El mesón de marras era una casa en las afueras de San Pedro de Macorís, una casona de los años del dictador Trujillo, que el tiempo se habia encargado de ir deteriorando por la falta del debido mantenimiento y pintura.  Pero a ella, eso no le importaba, sino que allí conocería a Rafael, un mozo de unos 28 años y el cual trabajaba en la casona de hospedaje para la señora dueña que era su jefa.  Rafael sería el gran Buga de su vida y por eso nunca, pero nunca, nunca dejaría de ir a Quisqueya en busca de su amado y mantenido.  Y siempre que lo visitaba y se hospedaba en el Mesón sus buenos billetes le daba y hasta ropa le llevaba.  Sin embargo, no se conformaba con el mozo, sino que estando en Puerto Rico, esta comelona de Bugas, se las ingeniaba para continuar satisfaciendo su hambriento deseo de Bugas.

Ella y cuatro locas más rentaron un apartamento miserable en una de las calles de la Parada 24.  Esto era como una cooperativa entre colegas, como el Club de la Pequeña Lulú, donde solo permitirían a las que formaban parte de este retrete.   La Peruana le decían y junto a Cayin otra loca fea como ella sola, formaban el dúo más bonito de la vida pecaminosa llena de bugarrones que como presas de cacería, bien que adornarían las paredes desvencijadas de la pocilga llamada apartamento de la Parada 24.  No pagaban mucho esa cueva de maricones, sino que entre todos aportaban, para de ese modo por una fracción podian disponer de un refugio seguro para llevar a sus encuentros nocturnales y a veces vespertinos y matutinos.  

Los Bugas eran la pieza favorita, era como el menu obligado de las hambrientas locas nocturnales.  Y no faltaron las peleas, como era de esperarse, puesto que a veces entre ellas, coincidían sus clientes.  Dicen que entre la Peruana y otra loca más llamada Tragantúa, se fueron a las manos cuando el Buga que tenía una de ellas, lo reclamaba la otra como suyo; puesto que le había adelantado dinero y le tocaba a ella.  Pero el Buga descarado se ofreció a atenderlas a las dos a la vez a lo que la Peruana abrió los ojos como espantada ante tan atrevido ofrecimiento.  Le dijo entonces, si eso es así "Quedate con él, y que te aproveche" le gritaba la Peruana.

La Tragantúa, como su nombre puede reflejar, era una loca que engullía falos; entrada en los 60, con mucho millaje en eso de tratar con bugarrones.  Y como era de esperarse, ella estaba en edad de pagar porque nadie le daría nada gratis.  Esa maricona vieja, no dejaba pasar la oportunidad para quitarle cualquier cliente con buenas carnes a sus colegas.  Ya con la Yayi habia tenido peleas puesto que le coqueteaba a los bugas jovencitos que la Yayi conseguía.  

Ya la Tragantúa se habia quedado con el buga que le quitó a la Peruana.  Esta fue a buscar a la Cayin para que la convenciera que le dejara a tan apetitoso ejemplar porque ella lo conoció primero.  No obstante, tenía que darse prisa porque la Tragantúa actuaba con suma rapidez en eso de engullir hasta su base a tan apetitoso manjar hasta lograr sacar el néctar de guanábana que tanto le apetecía.

Cuando encuentra a Cayin, que tenia una fonda en la Ponce de León, más arriba de Patio Shop, haciendo esquina con la Bouret, le cuenta lo sucedido.  La Cayin le dice que no sea pendeja, que reclame lo suyo ante el comité de asuntos bugarroniles que se reúne una vez al mes para tratar los problemas del retrete de maricones del que ellas formaban parte.  El Comité evaluaría la querella, y procederia antonces a tomar decisión del caso al estilo de "Caso Cerrado" de su colega la Dra. Polo.   Este comité estaba integrado por miembros de la comunidad gay de Santurce, cuya organización se dividía en varios distritos, Viejo San Juan, Santurce, Isla Verde, Rio Piedras, Cupey y Caimito.
Ya estaban por designar a un Presidente, que asumiría la posición de un Papa para toda la organización.  En este asunto hasta se mencionó a Arango por tener vasta experiencia en procedimientos parlamentarios y bugarroniles.

Indignada, frustrada, iracunda, la Peruana estaba dispuesta a todo.  No podría perdonarle a la Tragantúa su afrenta, la había dejado muerta de hambre ese día y juraba que se la pagaría.

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